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la pinacoteca prepara la llegada de las 70 piezas

El Museu de Belles Arts 'coloniza' una sala en desuso para recibir a la Colección Lladró

2/03/2023 - 

VALÈNCIA. Fue el pasado viernes cuando València abrió la que ya es una de las exposiciones del año, un hito cuya sombra va más allá de lo que se puede ver en la muestra. El antiguo edificio de Correos presenta de manera íntegra la Colección Lladró, tras haber sido adquirida por la Generalitat Valenciana por 3,7 millones de euros, unas setenta piezas que, una vez concluya el periodo de exhibición en junio, pasarán a formar parte de los fondos del Museu de Belles Arts de València (Mubav), pero, ¿cómo y cuáles se integrarán en sus salas? Esta es la gran pregunta en la que trabajan por resolver desde la pinacoteca, una respuesta que tiene muchas aristas y que pasa, entre otras cosas, por abrir un nuevo espacio expositivo. "Ampliaremos espacio expositivo en la zona que más lo necesita, que es pintura de los siglos XIX y XX, para lo que vamos a recuperar una sala. Por otra parte, vamos a optimizar en la medida de nuestras posibilidades los andadores del claustro”, explica el director del Mubav, Pablo González Tornel

De esta forma, el museo recuperará una sala de exhibición de grandes dimensiones que desde hace años no tiene un uso definido, un espacio que ha servido, entre otras cosas, para desarrollar el análisis previo a la restauración de La Inmaculada Concepción y los Jurados de la ciudad de València, pintado por Jerónimo Jacinto Espinosa, que previsiblemente se llevará a cabo este año. Con todo, la sala acogerá próximamente parte de los fondos del museo, una apertura al público que servirá para dar espacio a la Colección Lladró y para ampliar su espacio expositivo donde más lo necesita, en ese tramo del XIX y XX que quiere ganar terreno en una pinacoteca que, confiesa Tornel, “tiene un problema de espacio”.

Este movimiento se enmarca en una estrategia mayor de “colonización” de espacios infrautilizados del museo que se potenció hace algunos meses con la inauguración de la Galería de Esculturas, que se ubica en un antiguo almacén. “La inauguración de la Galería de Escultura ha puesto en evidencia la acuciante necesidad de espacio para exponer la colección artística de los siglos XIX y XX, que ocupa el edificio histórico del Colegio de San Pío V. Las maravillosas creaciones de Santiago Rusinyol, Aureliano de Beruete, Darío de Regoyos o Antonio Muñoz Degraín deben salir de los almacenes”, relataba en una reciente entrevista con este diario. 

Foto: KIKE TABERNER

En este sentido, la integración de la Colección Lladró comenzará precisamente por el bloque más contemporáneo y con un nombre clave: Joaquín Sorolla. Las siete nuevas piezas del pintor valenciano completarán el relato del museo en torno a su obra, piezas que incluyen la icónica Labradora valenciana o la imponente Yo soy el pan de la vida, uno de los raros ejemplos de pintura religiosa de Sorolla. Estas pasarán a formar parte, precisamente, de la nueva Sala Sorolla que la pinacoteca tiene previsto inaugurar a final de año en el contexto del centenario de su fallecimiento. Pero no son estas las únicas piezas que irán encontrando hueco entre sus salas. 

En este primer ‘barrido’ también se integrarán en el museo las cuatro obras de Ignacio Pinazo que suma la Colección Lladró, aunque con un reto, el encaje de Bacante y amorcillo (1890), la de mayor formato del pintor con 3,2 metros. Destaca el director de Belles Arts la calidad de las obras de José Mongrell, cuatro lienzos entre los que se incluye La siesta interrumpida o Descargando la pesca, que también recalarán en las salas del museo, así como las piezas de José Benlliure y Cecilio Pla. De igual forma, de las dos piezas de Julio Vila Prades que suma la colección Lladró se planea integrar en el museo Mujeres en la procesión y A la festa de les fadrines de Fillol, así como las dos únicas piezas escultóricas de la colección, firmadas por Pinazo y Benlliure.

Un encaje a la espera del plan museológico

Esta integración en las salas, en cualquier caso, es un proyecto por fases, aunque con un objetivo claro, dar cabida a la mayor parte de la colección. "Más pronto que tarde me gustaría integrar en torno al 60-70 por ciento de la obras de la Colección Lladró”. Es, efectivamente, la parte contemporánea la que tendrá un encaje mayor y más sencillo en este primera fase, un proceso que se complica conforme viajamos atrás en el tiempo. Los movimientos en la parte del museo que da cabida a las obras más antiguas, especialmente la Sala de Retablos, son especialmente costosos, con lo que la ‘revolución’ definitiva en su discurso sigue ligada al proyecto de plan museológico, pendiente de desbloquear por parte del Ministerio de Cultura. Esto lleva a que los movimientos en estas secciones sean menores, aunque no inexistentes. 

Una de las ‘estrellas’ que integrará la pinacoteca es el Retablo de la Virgen María de Maestro de Cubells, que data de finales del siglo XIV o principios del XV, convirtiéndose en una de las obras más antiguas que custodia el museo. Este retablo se integrará "más pronto que tarde" en un espacio en el que es más complicado trabajar y que, por el momento, dejará las obras del periodo medieval y finales del siglo XV en los almacenes una vez finalice la muestra en el Palau de les Comunicacions, entre las que destacan algunas como Oración en el huerto de Joan Reixach. A la espera de que se ponga en marcha el plan museológico que permita la reordenación global del museo, sí se llevarán acabo algunas modificaciones con el objetivo de incluir las piezas de Vicent Macip y Joan de Joanes, con un especial protagonismo en este último caso a la obra Sagrada Familia con san Juan Bautista niño, que se incluirán en el museo en un proceso que obligará a espaciar menos las obras o, en algunos casos, intercambiarlas por algunas de las que se muestran actualmente. 

Foto: KIKE TABERNER.

Esta renovación de la colección permanente hará hueco a obras de “calidad muy alta” como son La Virgen en meditación de Zurbarán o el San Andrés de Ribera, así como Adoración de los pastores de Ribalta, con la que el museo suma una pieza de gran formato del autor. En el banquillo, por el momento y “mientras no se haga una reorganización profunda”, quedan algunas piezas “excepcionales” que por su gran formato dificultan su instalación, como son Predicación de san Juan Bautista de José Antolínez, Magdalena penitente de Claudio Coello o La imposición de la casulla a san Ildefonso de Juan Valdés Leal.

Los cambios en el museo pasan por una reordenación que, tal y como avanzó este diario, dibuja la apertura de una sala dedicada a Muñoz Degrain de cara a 2024, un futuro próximo que sigue reconfigurándose a la espera del salto definitivo. “La reforma de la museografía de la institución es un tema largamente debatido y arrastrado. A la espera de [que se lleve a cabo], mi intención es ir realizando actuaciones que sean siempre orientadas a ese objetivo futuro, en el que habrá una inyección económica potente en el que poder hacer las cosa más complejas”, explicaba hace algunas semanas González Tornel. 

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